Lans vio alejarse a la elfa, que a sus ojos, brillaba en un tono rojizo.
Su esencia quedó latente en el aire por unos instantes, hasta que se desvaneció.
En ese momento, el anfitrión le dijo:
—No puedo dormirme de nuevo, el sueño me ha... en fin, voy a dar una vuelta. Por favor, no te levantes.
Dicho esto, entró en la habitación directamente al armario, y cogió una toalla. Dio la vuelta y se marchó, en dirección a la playa.
Por el camino se dio cuenta de que le sangraba la nariz.
—Joder!
La playa estaba vacía. Lans se quitó la ropa, dejando la toalla encima y se metió en el agua.
La nariz le escocía, pero trató de calmarse... Y lo consiguió.
Estuvo meditando tan profundamente sobre su sueño, tratando de recordar algo, que ya no era consciente del tiempo.